La FAO advierte sobre el uso excesivo de nitrógeno en la agricultura, clave para la producción de alimentos pero dañino para el ambiente y la salud. Urge una gestión sostenible para proteger el suelo, el agua y el clima.
El nitrógeno es un elemento fundamental para la vida en la Tierra. Presente en el aire que respiramos y en los fertilizantes que impulsan la productividad agrícola, ha sido clave para garantizar la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha lanzado una advertencia contundente: el uso indiscriminado de nitrógeno en la agricultura está generando impactos negativos cada vez más visibles en nuestra salud y en el medio ambiente.
El exceso de nitrógeno en los suelos provoca la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales, contribuye a la eutrofización de ríos y lagos, y libera óxidos de nitrógeno a la atmósfera, potentes gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático. Además, se ha vinculado a problemas de salud en humanos como enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Si bien el nitrógeno sigue siendo un aliado indispensable para alimentar a una población mundial en crecimiento, solo un uso racional y responsable garantizará que no se convierta en un enemigo silencioso para la salud humana y el planeta.
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